Encontramos el laurel desde la antigüedad coronando la cabeza tanto de los vencedores en la arena como en la del César. Por otro lado, se trata de un imprescindible en la tradición culinaria. No hay cocina que se precie que no cuente con un buen número de hojas de laurel secas esperando, pacientemente, para aderezar cualquier guiso. Su aceite esencial va cogiendo protagonismo en el mundo de la aromaterapia debido a su versatilidad, sus múltiples propiedades y sus escasas contraindicaciones.